Elogio acalorado de los pasos

Una vez habíamos solucionado la letra ya podíamos empezar con el baile. Lucía, que es muy dispuesta ella, ya tenía preparada parte de la coreografía. Incluso había pensado pasos más sencillos por si nos enredábamos los pies con algo tan simple como caminar. Las primeras semanas fueron bastante lentas. Se notaba que estábamos algo oxidados y nos costaba llevar el ritmo y memorizar todas aquellas complejidades. Al final con demasiada paciencia conseguimos parecer del mismísimo Broadway. Desde luego, con tanto esfuerzo se debía notar el resultado. Y esperamos que así se el día de la presentación. 


Uno de los incisos fue que falté uno de los días donde aprendíamos la otra mitad de la coreografía y mi profesora igual que el grupo no confiaba en mis dotes interpretativas para aprenderlo al día siguiente. Lo que no sabían es que había un fin de semana divino para obtener un buen resultado. Y con una horina del domingo conseguí aprenderme todos los pasos para el lunes llegar estando más fresca que una lechuga. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario